¿Puede un creyente sufrir depresión? A partir de René

Juan Carlos Rivera Zelaya

febrero 28, 2020

Recientemente he visto y oído, como seguramente muchos de ustedes lo han hecho, el último sencillo de Residente. Tengo que confesar que, aunque no estoy de acuerdo con la mayor parte de la filosofía de vida que confiesa este hombre, la obra y la sensibilidad artística de este puertorriqueño me es muy familiar y atractiva. ¿Por qué? Es un artista sui generis, pero común. Sí, tan común como cualquiera de los muchos artistas que se pueden ver en la calle, que, por falta de suerte, apoyo y muchas veces falta de interés, no tienen el éxito de Residente. Él es especial, puesto que los representa a todos ellos: eso es lo que lo hace distinto. Me dirán que es muy vulgar o corriente: pero es que la vida del pueblo es así. Representa lo que es el típico joven de nuestros países.

Lógicamente hay canciones de él que no me gustan, como todo artista tiene cosas buenas y cosas malas. La verdad es que su producción musical sobresale y sinceramente es original. Quisiera poner como ejemplo la canción Latinoamérica que invita a la reflexión, al cuidado de nuestras raíces y al amor por una tierra tan variopinta y multicultural. Es una oda al pueblo latinoamericano que ha sabido superar las realidades propias de su pasado y lucha día a día por conquistar y vencer los retos del presente. Lo que quiero decir en definitiva es que Residente para mí, es un artista que causa respeto y admiración.

También tengo que confesar que su nueva canción me sorprendió. Nunca esperé ver a un Residente tan vulnerable y personal. Siento que salió de su zona de confort y exploró un mundo completamente nuevo de protesta y de la verdadera realidad. Residente se había caracterizado por banalizar las experiencias juveniles y llevarlas al «arte callejero» o por expresar algunas veces sus opiniones políticas y plasmar en sus canciones sus críticas al sistema. Nunca había escuchado a un residente expuesto: y esto denota que el artista ha evolucionado. Cuando un artista logra expresar no solo sus ideas o pensamientos sino su realidad interior, estamos hablando realmente de eso, un artista.

He aquí donde me detengo a reflexionar. Hace pocos días vi un video de Residente junto a su mamá (pieza clave en el video y en el sencillo), en el que intentaban promover la Orden Franciscana Seglar. Entre risas y bromas Residente hacía algo fuera de lo común ¿qué estará pasando con Él, me pregunté? Este hombre con más de 40 años está cambiando: el sencillo que hemos escuchado muestra algo especial, ha tocado fondo. Su dinero, sus giras y conciertos, sus numerosos premios, ni su banalidad e inclusive sus luchas políticas: nada de eso lo llena. ¿Qué le pasa? Tiene una enfermedad: depresión.

La depresión

No soy el más indicado para escribir acerca de esta enfermedad, pues no tengo estudios de Psicología, solo los básicos que nos ofrecen en el seminario. Pero desde mi poca experiencia pastoral y personal puedo expresar unos rasgos de este fenómeno que pocas veces entendemos. Lo primero es saber que es una enfermedad: ¡tal cual es! Y yo sé que muchas personas pueden estar de acuerdo o no conmigo acerca de esto, pero es verdad. Es una enfermedad y muy grave. No solo lo digo yo, lo dicen innumerables científicos y la misma Organización Mundial de la Salud:

La depresión es un trastorno mental frecuente, que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración.

La depresión puede llegar a hacerse crónica o recurrente y dificultar sensiblemente el desempeño en el trabajo o la escuela y la capacidad para afrontar la vida diaria. En su forma más grave, puede conducir al suicidio. Si es leve, se puede tratar sin necesidad de medicamentos, pero cuando tiene carácter moderado o grave se pueden necesitar medicamentos y psicoterapia profesional.

La depresión es un trastorno que se puede diagnosticar de forma fiable y que puede ser tratado por no especialistas en el ámbito de la atención primaria.

https://www.who.int/topics/depression/es/

Segundo: no es un juego. La depresión cobra la vida de innumerables personas en todo el mundo. Según datos de la OMS cerca de 800 000 personas mueren por suicidios de los cuales hay un alto porcentaje y estudios que explican la relación entre la enfermedad y el acto de quitarse la vida. Pero no solo el suicidio, sino también las múltiples dificultades que la depresión ocasiona en las personas y familias: divorcios, alcoholismo, drogadicción, autolesiones, pérdida de trabajo o estudios, entre otros.

Tercero: la depresión en la mayoría de los casos solo la entienden quienes la han sufrido. Si no has pasado por ella, es mejor que te calles ante quienes sufren y pasan por eso. No ayuda en nada el hecho de que niegues una realidad científicamente comprobada. Claro está y evidente es que sentirse triste por algo no es depresión, ni que llorar simplemente es estar “depre”. En lo personal pienso que es una ofensa llamar a simple tristeza con ese adjetivo.  Se tiene que recurrir a un especialista para que este pueda diagnosticar y tratar la enfermedad.

Cristiano con depresión

Y lo último: no es falta de Dios en tu vida. En esto quiero ser aún más tajante: puesto que aquí si quiero explicar razones teológicas y bíblicas por las que estoy convencido que esto es un error que decimos a diario no solo en predicaciones y charlas, sino en muchas de las pequeñas comunidades y grupos de la Iglesia, e inclusive homilías. ¡Hermano! ¿por qué estás triste? Un cristiano no puede llorar. Evidentemente no quiero contradecir la evangelización con alegría de la que habla el Papa Francisco y los cristianos avinagrados a los que les reprocha muchas cosas también. Pero es que el Papa no habla de depresión en este contexto. Él habla de actitudes no de enfermedades.

Y sí, se puede decir perfectamente con santos místicos de la talla de Santa Teresa que un santo no puede estar triste:

 «cuanto más santas, han de ser más conversables», porque «un Santo triste es un triste Santo» y «un alma apretada no puede servir bien a Dios». Le gustaba repetir: «Tristeza y melancolía, no las quiero en casa mía».

Pero esta tristeza evidentemente no es la tristeza de una persona con depresión. Si se atiende e interpreta bien el sentido de estas palabras se podrá ver que la santa llamaba al compartir, a la posibilidad de la amistad, a cultivar relaciones. Generalmente este es el remedio de la depresión: la escucha, la atención, la amistad, el amor. Pero la santa no estaba diciendo que Dios no estaba con el que está triste, esto iría contra toda la Tradición y las Sagradas Escrituras.

Conversaba en los comentarios de Facebook sobre este tema con unos amigos evangélicos y hacíamos un análisis de esta realidad. ¿Un cristiano puede sentir depresión? Salvador Pérez me comentó:

Hola hermano. El gran profeta Elías después de hacer descender fuego del cielo y acabar, por medio del poder de Dios, a los profetas de Baal; se mete a una cueva queriendo perder la vida. Claro que sí porque en la vida hay aflicciones. Sabes cuál es la diferencia, que entre la desesperación de Elías, dice la Palabra que Dios estaba ahí en el silbo apacible. Todos pasamos momentos donde ya no queremos seguir o estamos en el fondo de la desesperación, pero Dios está para sacarnos de ese lugar. Como dice el salmo 40,2: «Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso».

Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos, también nos dice que en el mundo tendremos aflicciones pero que confiemos porque EL a vencido al mundo, muchos que no tiene a Cristo en su corazón sienten la tristeza de la depresión pero no saben como enfrentarla y nuestras fuerzas físicas como humanos no bastan, solo con el amor de Dios se puede salir adelante en cualquier situación.

Yo le contesté:

El ejemplo es válido y te felicito por el conocimiento, dominio y aplicación de la Escritura. Concuerdo en absoluto con vos. Pienso también en Jeremías ante la persecución y el asedio de quienes no lo querían se queja ante Dios. De hecho, a él se le atribuye el libro de las Lamentaciones. Hay personas que en círculos de fe se esfuerzan por señalar que no existe tal cosa. Que alguien que tiene a Dios no puede estar triste. Pienso en Job y el mismo Jesús que sufrió soledad y el «abandono» de Dios en la cruz. Yo he pasado por esos momentos, pero nunca he dejado de saber y sobre todo experimentar a Dios en mi vida. Ánimo, hermanos.

Esto es verdad: pudiera señalar muchas citas bíblicas. Solo quiero hacer referencia a un salmo que recé hoy en las completas.

SALMO 88 (87)

Mi vida está al borde del abismo

88:1 Canto. Salmo de los hijos de Coré. Del maestro de coro. Para la enfermedad. Para la aflicción. Poema de Hemán, el Aborigen.

88:2 ¡Señor, mi Dios y mi salvador,

día y noche estoy clamando ante ti:

88:3 que mi plegaria llegue a tu presencia;

inclina tu oído a mi clamor!

88:4 Porque estoy saturado de infortunios,

y mi vida está al borde del Abismo;

88:5 me cuento entre los que bajaron a la tumba,

y soy como un hombre sin fuerzas.

88:6 Yo tengo mi lecho entre los muertos,

como los caídos que yacen en el sepulcro,

como aquellos en los que tú ya ni piensas,

porque fueron arrancados de tu mano.

88:7 Me has puesto en lo más hondo de la fosa,

en las regiones oscuras y profundas;

88:8 tu indignación pesa sobre mí,

y me estás ahogando con tu oleaje. Pausa

88:9 Apartaste de mí a mis conocidos,

me hiciste despreciable a sus ojos;

estoy prisionero, sin poder salir,

88:10 y mis ojos se debilitan por la aflicción.

Yo te invoco, Señor, todo el día,

con las manos tendidas hacia ti.

88:11 ¿Acaso haces prodigios por los muertos,

o se alzan los difuntos para darte gracias? Pausa

88:12 ¿Se proclama tu amor en el sepulcro,

o tu fidelidad en el reino de la muerte?

88:13 ¿Se anuncian tus maravillas en las tinieblas,

o tu justicia en la tierra del olvido?

88:14 Yo invoco tu ayuda, Señor,

desde temprano te llega mi plegaria:

88:15 ¿Por qué me rechazas, Señor?

¿Por qué me ocultas tu rostro?

88:16 Estoy afligido y enfermo desde niño,

extenuado bajo el peso de tus desgracias;

88:17 tus enojos pasaron sobre mí,

me consumieron tus terribles aflicciones.

88:18 Me rodean todo el día como una correntada,

me envuelven todos a la vez.

88:19 Tú me separaste de mis parientes y amigos,

y las tinieblas son mis confidentes.

Quien tenga sensibilidad leerá este salmo con empatía. ¿Este salmo no está escrito con la misma sensibilidad artística que René? Para aquellos que creen que la depresión es un invento, ganas de llamar la atención o falta de Dios. La verdad es que Dios está con el que sufre (cf. Ex 3,7).  Los invito a escuchar la canción y tener en cuenta 3 cosas:

  1. Residente no necesita fama. Tiene mucha. No necesita llamar la atención.
  2. Su mamá es católica, él fue formado en nuestra fe. Él se considera creyente. Lleva un rosario en su cuello.
  3. Que vos no sufras el cáncer no significa que no exista. Residente y muchas otras personas tienen una enfermedad.

«quiero volver a ser yo».

Qué bendición la de aquellos que no tienen depresión, que están bien. Qué bien los que han sido sanados. Pero no está bien que los que no sienten, los que no sufren, los que no viven critiquen a aquellos que día a día se levantan sabiendo que no tienen fuerzas, que van al trabajo o a la escuela haciendo un sacrificio enorme, fingiendo sentir y hacer lo que no sienten: siendo personas que no son, siendo lo que quieren que otros sean pero no ellos. No te pido que los entiendas, te pido que los comprendas. ¡Que veas a ellos a Cristo crucificado que tiene sed, que se siente vacío y solo!

Si estás leyendo esto y eres católico, evangélico, ateo o lo que sea. ¡No estás solo! La depresión se puede vencer: busca ayuda. Puedes ir al psicólogo o al psiquiatra, puedes ir a un sacerdote. Te van a escuchar: eso ayuda mucho y es quizás la mejor terapia. Recuerda orar, Dios también te escucha, aunque no lo sientas ni escuches. Él va a responder. Vas a vencer, vas a triunfar. Vas a dar testimonio de su amor. No hagas caso de los que te critican. Lucha que vas a vencer. ¿Y si un creyente puede sufrir depresión? Sí, te lo dice un creyente.

Juan Carlos Rivera Zelaya

Sacerdote de la Diócesis de Jinotega - Nicaragua. Licenciado en Teología Dogmática por la Universidad de Navarra - España. Fundador del blog Paideia Católica sobre formación católica

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2 Comentarios

  1. María de Jesús Hernández

    Me ha llegado en el justo momento, 49 años y sin saber que sufría de este trastorno y otros más ne fueron diagnosticados hace 2 meses.
    Hermoso artículo que me envió una amiga y hermana en Cristo.
    Gracias, gracias, gracias

    Responder
    • Juan Carlos Rivera Zelaya

      Muchas gracias a usted por leerme. Que el Señor la fortalezca en su enfermedad, que encuentre paz en la tormenta y que Él sea su refugio. Mis oraciones por usted María Jesús.

      Responder

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