7 Palabras de Jesús en la cruz

Francis Margarita Castillo Fonseca

abril 10, 2020

Guía de meditación y oración

Pueden acompañarlo con música instrumental del canal en YouTube Marchas de Procesiones como esta:

Hoy es Viernes Santo, día del memorial de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo. Te invito querido hermano o hermana a que meditemos y oremos, junto a la Santísima Virgen María presente en el Calvario, las 7 palabras que Jesús dijo en la Cruz. Estas palabras deben llevarnos no sólo a meditar y orar, sino también, deben ayudarnos a aceptar la voluntad de Dios cuando enfrentemos situaciones difíciles en nuestra propia Historia de Salvación.

Primera Palabra: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.” (Lc 23,34)

 Jesús en esta primera palabra, expresa verdaderamente una amorosa oración al Padre, tal como nos lo había enseñado en la oración del Padre Nuestro. Esta palabra de Jesús impacta, porque está crucificado y humanamente está sufriendo dolores de muerte. Él tiene un corazón amoroso capaz de pedir perdón por quienes lo acusaron y condenaron a muerte. Es una gran lección para cada uno de nosotros que nos cuesta perdonar a quienes nos ofenden.

 Oremos:

Amado Jesús Crucificado, gracias por tanto amor y misericordia para conmigo y para con todos los que te traicionamos con nuestros pecados, te pedimos nos regales un corazón puro que aprenda a perdonar a quienes nos ofenden. Amén.

 Padre Nuestro y Ave María…

Segunda Palabra: “Te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso” (Lc 23,43).

Jesús, en medio de su dolor en la Cruz, da al que llamamos como “buen ladrón” el regalo para los que creen en Él y en su propuesta de salvación: vivir en el Paraíso. Este paraíso lo hemos perdido por el pecado cometido por Adán y Eva pero se nos ha devuelto con Jesús en la Cruz; porque no sólo este malhechor es acogido en el Paraíso, sino todo aquel hombre o mujer que reconociendo en Jesús el Camino, la Verdad y la Vida, crea en Él, se arrepienta de sus malas obras e inicie una nueva vida en Cristo Jesús. La palabra dice “hoy”, es decir, no es mañana ni pasado mañana, es hoy, aquí y ahora. Evidentemente Jesús nos da ese regalo en la actualidad de nuestras vidas siempre y cuando nos arrepintamos de nuestros pecados y le pidamos a Él su luz y salvación.

Oremos:

Jesús, no tenemos palabras para agradecer tan gran amor que nos tienes, perdona nuestros pecados y acuérdate de nosotros en tu Reino. Te amamos, te bendecimos y te glorificamos. Amén.

 Padre Nuestro y Ave María…

Tercera Palabra: “Mujer, ahí tienes a tu Hijo… Ahí tienes a tu madre” (Jn 19, 26).

Jesús aquí se dirige primero a María, su madre, para encomendarle a su discípulo. Por el contexto sabemos que le está encomendando a Juan, su discípulo amado; sin embargo, en Juan estamos representados todos nosotros, fieles e infieles. En otras palabras, Jesús le da a María la misión de acompañar a la Iglesia. También notamos que se dirige al discípulo y le confía a su madre. Jesús nos da un regalo muy grande: su madre. Esta acción la realiza para confirmarnos que no estamos solos, tenemos una madre que sabe de dolores y angustias y que podrá auxiliarnos en nuestras necesidades y acompañarnos en nuestros gozos.

Oremos:

Virgen Dolorosa, te damos gracias por decir sí al plan de Dios, hoy acudimos a ti para reconocerte como Madre de la Iglesia, te pido que nos acompañes siempre y nos obtengas de tu Hijo Jesús las gracias que más estemos necesitando.

Padre Nuestro y Ave María…

Cuarta Palabra: “¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?” (Mc 15, 34).

Jesús está cumpliendo la voluntad del Padre en su totalidad, está a punto de expirar y experimenta la soledad; pero, no la soledad divina sino la soledad que deja el pecado del hombre. Jesús experimenta el dolor profundo por nuestros pecados y humanamente se siente abandonado. Jesús grita, pero es un grito hecho oración a Dios Padre, tomando sus palabras del salmo 21. Jesús nuevamente actúa tan humano y experimenta en carne propia lo que muchas veces creemos sentir: el abandono de Dios. Sin embargo, Él nos invita a que el abandono lo hagamos oración no negación, es decir, se trata de cuestionar a Dios, de preguntarle no de renegar de su poder y gloria.

Oremos:

Jesús, clavado en la cruz, te acompañamos en tu dolor y unimos nuestros dolores a los tuyos en la cruz, gracias por hacerte tan cercano a nuestra soledad y sufrimientos. Permítenos amarte y ayúdanos a confiar plenamente en ti, que si llegásemos a experimentar ese sentimiento tan humano del abandono, vengas en nuestra ayuda y nos concedas la paz que sólo tu presencia nos puede dar. Amén.

 Padre Nuestro y Ave María…

Quinta Palabra: “Tengo sed” (Jn 19,28)

Jesús experimenta una realidad muy humana para una persona que ha sido flagelada, coronada de espinas, que ha cargado una pesada cruz y que ha sido crucificada: la sed. Es evidente que ha derramado mucha sangre por no decir toda. ¡Cuántas veces nosotros experimentamos esa sed física y espiritual en diversos momentos de la vida y queremos morir! Jesús hoy nos enseña que es más loable decir “tengo sed” y recibir la compasión de quien me da agua o de disponer nuestro corazón para beber de la fuente de agua viva: Jesús. Hoy también, vemos a tantas personas que también tienen sed de agua pero también sed de Dios y estamos invitados a dar de beber al sediento como una obra de misericordia y a anunciarles la alegría del Evangelio

Oremos:

Jesús, es doloroso verte en la cruz con sed. Hoy queremos darte de beber del agua de nuestro amor y fidelidad a ti. ¡Te amamos! Ayúdanos a ayudar también a los tantos hermanos y hermanas que están sedientos de ti. Amén.

Padre Nuestro y Ave María…

 Sexta Palabra: “Todo se ha cumplido” (Jn 19, 30)

Jesús ha cumplido a cabalidad la voluntad del Padre, se ha dado por entero a los planes de Dios; y ya a punto de morir, pero más sereno y en paz, dice que ya toda la misión que Dios le había encomendado ha sido cumplida. Esta misión la realiza con el cumplimiento extremo del amor a Dios y a la humanidad herida por el pecado. Con la muerte de Jesús se nos devuelve la esperanza, ya no es solo “nacer, vivir y morir”; sino que, con la muerte de Jesús y su Resurrección, aprendemos a ver la muerte del ser humano como una Pascua, o sea el Paso para algo más grande: ¡La Vida Eterna!

Oremos:

Jesús, gracias por darnos tú primero el ejemplo de docilidad y obediencia a la voluntad de Dios, queremos como tú cumplir los planes de Dios para nuestras vidas; y por eso, venimos ante ti para que nos sigas enseñando a hacerlo vida en nuestras vidas. Amén.

Padre Nuestro y Ave María…

 

Séptima Palabra: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lc 23,46)

Jesús se dirige como siempre lo hizo durante su vida a Dios como Padre. Es la última palabra que dirige antes de expirar, y con esto nos enseña a dejar nuestras vidas en las manos de Dios. También Él nos da un nuevo sentido a la muerte, que no todo se acaba con la muerte, por eso el miedo a morir es superado en la cruz por Cristo, que nos alienta a esperar con fe y esperanza el día que nos llame a su presencia.

Oremos:

Jesús, Redentor nuestro, encomendamos en tus manos nuestra alma, nuestro corazón, nuestro cuerpo, nuestra mente, en una palabra, todo nuestro ser. Llénanos de tu paz en la Cruz y ayúdanos a actuar como tú en medio de la tribulación o ante el drama de la muerte. Se tú nuestro refugio y fortaleza. Amén.

Padre Nuestro y Ave María…

 

Francis Margarita Castillo Fonseca

Virgen consagrada de la Diócesis de Juigalpa, Abogada y Notaria Pública, docente en la Universidad Católica Juan Pablo II sede Juigalpa, con 19 años de caminar y servicio en Pastoral Juvenil.

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