En fin la hipocresía

Paúl Fernando Tinoco Mejía

junio 9, 2020

¿Has visto estos memes y al leer las frases tan ocurrentes te causó risa? Yo sí y reído con varias, pero, da la impresión que ser hipócrita, doble moral o incoherente, es parte de la normalidad de los seres humanos; y si muchos lo hacen, yo también puedo y no pasa nada. Pero te has preguntado: ¿qué tan grave es la hipocresía para un cristiano? Nuestro Maestro Jesús no la toleró, pues conlleva un grave acto de soberbia, que no dejará actuar a Dios en nuestras vidas. Además, este defecto ha provocado que muchas personas se alejen de la Iglesia o no piensen practicar nunca nuestra fe.

Hipocresía por todas partes

Hoy en día en nuestra sociedad vemos muchos actos de hipocresía: gente que dice amar la paz y no toleran al que piensa diferente; ciudadanos que haciendo uso del derecho a la protesta por las injusticias, terminan destruyendo los bienes ajenos o públicos; líderes políticos cuya finalidad es velar por el bien común, pero terminan enriqueciéndose con pocos y empobreciendo a muchos, etc. Muchos coincidiremos que es una actitud desagradable, pero, dentro de la Iglesia también encontramos este pecado ¿qué hacemos entonces? Para entender mejor esto, te invito a que reflexionemos en las enseñanzas de Jesús.

Que nos enseñó Jesús

Jesús fue compasivo y misericordioso con todos aquellos que se acercaron a él con sinceridad, y hasta comía con publicanos y pecadores (cf. Mt 9, 10-11) algo impensable para el grupo de algunos fariseos y escribas, quienes se consideraban puros, intachables, observadores de la ley, un grupo con el que Jesús mantuvo discusiones frontales y los llamó hipócritas (cf. Mt 23,13). En todo el capítulo 23 de Mateo encontramos acusaciones como: son los que dicen y no hacen, obran para ser vistos, quieren los primeros puestos, se condenarán y arrastran a otros, ciegos, sepulcros blanqueados, etc. Es terrible este pecado, porque nos aleja de una amistad con Cristo y la posibilidad de salvarnos. Este pecado nos hace parecer buenos, pero vivimos de forma egoísta, con doble moral y engañados. Cristo no tolera el engaño, porque Él es la verdad. ¿Qué podemos hacer para ir dejando este defecto?

¿Cómo mejorar?

Si tenemos actitudes como las anteriores o relacionadas, aún nos queda oportunidad de cambiar. El ejemplo más claro está en el texto que te invito a leer: Lc 18, 9-14, la parábola del fariseo y el publicano orando en el templo. El texto nos enseña a que debemos empezar a pedir con insistencia la gracia de la humildad, nuestra oración debe ser humilde como la del publicano, del cual expresa san Agustín:

 «aunque le alejaba de Dios su conciencia, le acercaba a él su piedad» (San Agustín, De verb. Dom. Serm. 36.)

y evitar como el fariseo el sentirse bien consigo mismo, evitando a la acción de Dios, porque:

«si decimos: “No tenemos pecado”, nos engañamos y la verdad no está en nosotros» (1 Jn 1, 8).

En la Iglesia hay hipócritas por eso no voy

Es una consigna muy común de aquellos cristianos no practicantes y pienso que, en el fondo, no se consideran capaces de vivir coherentemente la fe, sin caer en la hipocresía o la doble moral, pues para ellos es mejor estar cómodos, sin que algún hermano le corrija.  Sin duda, todos conocemos uno o varios escándalos en nuestras comunidades eclesiales, a veces ocasionados por sacerdotes, laicos que están a cargo de grupos o en otro estilo de vida que conlleva la coherencia; pero, aunque sean cierto, no es motivo para dejar de vivir nuestra relación personal con Cristo en su Iglesia y hasta abandonarla. Debemos entender que :

«la Iglesia, unida a Cristo, está santificada por Él; por Él y en Él, ella también ha sido hecha santificadora. Todas las obras de la Iglesia se esfuerzan en conseguir la santificación de los hombres en Cristo y la glorificación de Dios» (CEC 824).

Nos estaríamos privando de este gran medio de salvación y hay entender que «los santos no son personas que nunca han cometido errores o pecados, sino quienes se arrepienten y se reconcilian». (Benedicto XVI, Audiencia del miércoles, 31 enero 2007).

Invitación a vivir sin doblez

Te invito a que seamos coherentes en todos los ambientes que vivimos. Cristo nos dijo:

«¿Cómo puedes decir a tu hermano: Hermano, deja que saque la pelusa que hay en tu ojo, no viendo tú mismo la viga que hay en el tuyo?» (Lc 6, 42).

Una frase atribuida a San Francisco de Asís nos invita a cuidar nuestro testimonio de vida, porque puede ser el único evangelio que lean otras personas. Por ultimo quiero recordarte que las cargas se llevan mejor compartidas, si queremos dejar la hipocresía, la doble moral o la incoherencia, no podemos cambiar solos. El que se aísla se pierde, nos remarcaban en el grupo de la iglesia al cual pertenecí, antes de irme al seminario, por eso es recomendable rodearnos de personas que no tengan miedo en corregirnos y decirnos de frente nuestros errores con caridad, pero esto solo tú lo vas a permitir. Aquí te dejo este video para reflexionar en la actualidad algunas de nuestras incoherencias.

 

 

Paúl Fernando Tinoco Mejía

Presbítero de la Diócesis de Matagalpa-Nicaragua. Rector del Seminario Mayor San Luis Gonzaga de la Diócesis de Matagalpa.

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2 Comentarios

  1. Jackayra

    Muchas gracias. Muy buena explicación. Dios les bendiga

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