DIOS CON NOSOTROS – SEGUNDO DOMINGO DE NAVIDAD

Paúl Fernando Tinoco Mejía

enero 2, 2021

En otras Diócesis del mundo hoy, celebran la solemnidad de la Epifanía del Señor, que tiene la particularidad de ser una fiesta movible. En el calendario litúrgico está propuesta para el seis de enero. Este segundo domingo en el tiempo de navidad, nos invita a continuar reflexionando en el verdadero sentido de la Navidad.

Navidad es la conmemoración de un acontecimiento, que es el nacimiento de Jesús. No sólo es una conmemoración, es también la actualización de una gracia; no sólo un recuerdo, sino un hacer presente la gracia actual para todos, Dios quiere que todos se salven. De este tiempo se desprende una espiritualidad que quiero destacar en cuatro rasgos.


Lee las lecturas que inspiraron esta reflexión aquí

Lecturas


DIOS CERCANO

Es el primer rasgo que podemos captar, el estilo de amar de Dios es el de la encarnación, y no estar viendo desde lejos. Ama a sus creaturas desde cerca, se implica, abraza al hombre. Tenemos un Dios que se compadece de nosotros. Tenemos la tentación de pensar a veces ¿cómo me va a entender Dios si está tan lejos? Él está más cerca de nosotros, de lo que pensamos.

Es interesante ver como el autor del libro del Eclesiástico – Ben Sira, piadoso escriba de Jerusalén-  manifiesta en su obra una concepción de la Sabiduría, dando características como de una persona. Al meditar el texto, leemos que introduce la Sabiduría en la historia. Como, queriendo explicar un acercamiento de Dios con su pueblo.

(Eclo 24,8) «Entonces el creador del universo me dio una orden, el que me había creado me hizo plantar la tienda, y me dijo: “Pon tu tienda en Jacob, sea Israel tu heredad”». Algo que se cumplió a cabalidad con la venida de Cristo. «Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros» (Jn 1,14).

Dios comparte tus circunstancias, te conoce muy de cerca. Clamemos a Dios que nos socorrerá. Confiar en la Providencia Divina significa experimentar su presencia en cualquier momento de mi vida. Hay muchas manifestaciones de Dios en nuestra vida: un nuevo año que me permite vivir, estar con mi familia. Me permitió Dios amar hasta el último momento de su vida, aunque no pude estar físicamente con él, a ese ser querido que falleció a causa de la pandemia. La llegada de otro miembro a mi familia.  ¿Piensa tú en algunas?

OPCIÓN POR LA PEQUEÑEZ Y LA POBREZA

Es el segundo rasgo. Como lo vimos en la fiesta del domingo pasado, Dios no escogió la familia más poderosa. Quiso nacer de una familia pobre, para mostrarnos que es posible ser amigos de Dios, en medio de las limitaciones económicas. Tenemos que aprender a esperar todo de Dios. Cuando nos encontramos en posiciones de grandeza y de poder, nos podemos apoyar en eso.

La fama, poder, riqueza, placer, se pueden volver nuestras falsas seguridades. Podemos poner todas estas cosas en el lugar que solo le corresponde a Dios.  «Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron» (Jn 1,11), quien pone su confianza en los poderes de este mundo, se les hace imposible vivir el camino propuesto por el Señor. En la vida nos enfrentamos a muchas situaciones difíciles, que sólo lograremos superar, cuando nuestro único apoyo sea Dios. Todo lo efímero pasará, se acabará. Solo viviremos eternamente si amamos a Dios y al prójimo.

COMUNIÓN COMO LUGAR DE SU REVELACIÓN

El tercer rasgo de la espiritualidad navideña que quiero compartir, tiene que ver con nuestra manera de relacionarnos con el prójimo. Dios se reveló en una familia, para enseñarnos como debe ser la comunión entre la familia, y al mismo tiempo la comunión de la Iglesia. Dios no salva aisladamente, nuestras acciones con los demás tienen repercusiones en esta vida o en la otra.

Rompamos con las tendencias a aislarnos, ser solitarios. El que se aísla se pierde, seremos más fieles a los mandamientos del Señor viviendo en comunidad, La fidelidad es la debilidad bien acompañada como lo definió el Papa Francisco, se nos hace más fácil llevar las cargas junto a los demás. No sigamos siendo indiferentes ante el dolor del otro.

INVITACIÓN A NACER DE NUEVO, HACERNOS NIÑO EN EL NIÑO DIOS

Este es el último rasgo que quiero compartir. En nosotros está el pensamiento a veces, que así nací, así me voy a morir. Tu puedes nacer de nuevo, es la gracia de la Navidad. «Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre; los cuales no nacieron de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de hombre sino que nacieron de Dios». (Jn 1, 12-13)

El misterio de la Navidad no solo hay que vivirlo en los últimos días del año o al principio. Como te has dado cuenta, es una espiritualidad que nos ayudará en nuestra relación con Dios en cada momento de nuestra vida. Pidamos a Dios, por los méritos de su infancia, poder amarle cada día más y manifestar ese amor en el prójimo.

Paúl Fernando Tinoco Mejía

Presbítero de la Diócesis de Matagalpa-Nicaragua. Rector del Seminario Mayor San Luis Gonzaga de la Diócesis de Matagalpa.

Te puede interesar leer esto

0 comentarios

Deja un comentario