CAMINAR CON FE Y SEGUIR CON SU GRACIA – DOMINGO XIX DEL T.O (B)

Paúl Fernando Tinoco Mejía

agosto 7, 2021

Continuamos meditando el en capítulo VI del evangelio según San Juan, en el cual Jesús se revela: «Yo soy el pan de vida» (Jn 6, 48), y añade «el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo» (Jn 6, 51) este lenguaje no fue fácil de comprender por los contemporáneos, y actualmente nos cuesta reconocer en algunos momentos a Jesús presente en la Eucaristía.

CAMINAR A LA LUZ DE LA FE

A veces hemos perdido el gusto por el pan que Dios da, como el pueblo de Israel. Al leer los pasajes del Antiguo Testamento, vemos como el pueblo de Israel se quejaba con frases como estamos hartos de este pan sin sabor, de este pan insípido, no hay otra cosa distinta para comer. No le resultaba sabroso, atrayente. No lo percibieron como un gran don de Dios, hubo momentos en que lo vivían con queja y como algo que los mortificaba.

La experiencia del desánimo, del cansancio del pueblo, se hace palpable también en el profeta Eliseo. Que llegó a desear hasta la muerte, esto provocado por el desánimo, porque el profeta huye de las amenazas de muerte que le ha hecho Jezabel, esposa del rey Ajab, para entender porque huye hacia el desierto.

Eso mismo ocurre en la vida espiritual, el desánimo, la desesperación, nos conducen a tirar la toalla y a dejarnos llevar. Sin embargo, es precisamente en ese momento cuando más necesitamos del alimento de Dios. Puede ocurrir que, cuando menos nos apetezca una cosa, sea cuando más lo necesitemos. Es importantísimo educar las ganas, educar el gusto, esforzarnos a gustar lo bueno, porque hay momento en que nos apetece lo malo.

Tenemos que aprender a gustar de la Eucaristía, porque hay muchos momentos en los que uno, no siente nada, tiene una sequedad interior. Nos acercamos a los sacramentos y no gustamos eso que nos gustaría. No tiene esa percepción que en otros momentos ha podido tener, tener un sentimiento de devoción, que le permita percibir con mucha mayor facilidad la presencia de Dios en esos signos.

A veces en nuestra vida espiritual tenemos que caminar a la luz de la fe. Lo decisivo en la experiencia de Dios no es el sentimiento, sino caminar en la fe. A veces confundimos experiencia de fe, con sentimiento. La experiencia de fe es obediencia, no sentimiento, el sentimiento suele acompañarnos en algunas fases de nuestra vida espiritual, pero en otras nos abandona. Y en esos momentos se madura la fe.

ALIMENTO PARA CONTINUAR EL CAMINO

Viviendo la Eucaristía, de ahí obtengo con su gracia mis fuerzas para el camino, obtener de la Eucaristía las fuerzas porque todos somos débiles, Él me da la fuerza para seguir caminando. Podemos recordar, otra vez, la primera lectura. Elías desalentado, defraudado, perseguido, amenazado, encuentra la fortaleza cuando un signo en el desierto le hace experimentar que Dios está muy cerca.

El pan misterioso que encuentra junto a él: «Levántate y come, pues el camino ante ti es muy largo». ( 1 R 19, 7). Recobra fortaleza y camina cuarenta días hasta el Monte Horeb, donde nos cuenta aquella preciosa teofanía, que Dios no se encontraba ni en el huracán, o el terremoto, ni en el fuego, sino en el susurro de una suave brisa. Dios no está en los ruidosos, en los que usan la fuerza para el mal, en los que con sus riquezas cometen crímenes y quedan impunes. Dios está con quien le obedece solo a Él y quiere hacer su voluntad en todo.  Cristianos libres y liberadores con su gracia.

La iglesia Trata de suscitar cada vez más numerosos cristianos que se dediquen a la liberación de los demás. A estos cristianos “liberadores” les da una inspiración de fe, una motivación de amor fraterno, una doctrina social a la que el verdadero cristiano no sólo debe prestar atención, sino que debe ponerla como base de su prudencia y de su experiencia para traducirla concretamente en categorías de acción, de participación y de compromiso. (SS. Pablo VI, Evangelii Nuntiandi, 38)

Cuando haya cristianos […] verdaderamente iluminados por la fe y por el amor de Cristo, y bien compenetrados de la doctrina social de la Iglesia, entonces tendremos en medio de organizaciones políticas la presencia de una Iglesia llevada por ustedes los laicos que tiene que ir a los campos políticos, sociológicos, económicos, técnicos; ustedes los seglares que tienen que ser los santos del mundo, santos políticos, santos comerciantes, santos profesionales; lo serán en la medida en que su profesión, su acción política se ilumine por el Cristo que es vida de Dios encarnada en el hombre. (San Oscar Romero, 12 de Agosto de 1979).

VIVIR EN SU GRACIA

El evangelio de hoy también es una invitación a la vida en la Gracia. ¿Qué es la gracia? La gracia es la conversión del hombre, que deja el pecado, por vivir en amistad con Dios. Es hacer mía la vida de Dios. Estar en gracia de Dios es estar en vida de Dios, de tal manera que, si morimos estando en gracia de Dios, nuestro destino es el cielo, la compañía de Dios para siempre, la vida de Dios que ya poseemos desde la tierra.

Si no estamos en gracia de Dios, si estamos en pecado, siendo víctimas de las pasiones, si sólo somos un hombre de la carne sin Cristo, por más inteligentes o hermosa que sea, allí no hay más que pecado y no puede entrar en el Reino de los cielos. Por eso debemos procurar vivir en la gracia de Dios. Quien recibe a Jesús, en el fondo recibe al Padre y al Espíritu Santo de la comunión eucarística pasamos a la inhabitación de la Santísima Trinidad dentro de nosotros.

Nuestra fe en Cristo Eucaristía nos lleva a decir: nos diste el pan del cielo que contiene en si todo deleite, aunque a veces nos quejamos, como hacían los Israelitas. En medio de mis dudas, Jesús está en la Eucaristía, y no hay nada más que puedas desear, aprende a mirarlo con ojos de fe. Aunque nuestros sentidos no lo perciban, que la fe sea capaz de decir: no hay nada más que pueda desear que Jesús mismo, vida para el Mundo, Vida para mi alma. Aquel que me dice: «El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día». (Jn 6, 54).

Dios te bendiga.


Lecturas del día

Paúl Fernando Tinoco Mejía

Presbítero de la Diócesis de Matagalpa-Nicaragua. Rector del Seminario Mayor San Luis Gonzaga de la Diócesis de Matagalpa.

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