SI AMAS A DIOS, AMARÁS TAMBIÉN AL HOMBRE-XXXI DOMINGO DEL T.O (B)

Paúl Fernando Tinoco Mejía

octubre 30, 2021

Bienvenidos hermanos a la celebración de la Pascua semanal. Solo nos restan tres domingos para finalizar el tiempo ordinario y comenzar el tiempo de adviento. En los domingos, durante este año litúrgico, las lecturas que se han proclamado nos presentan el Misterio de Cristo, tal y como narra el Evangelio de Marcos. ¿Hemos escuchado y tratado de vivir domingo a domingo, semana a semana esos misterios? Hoy el Señor nos insiste nuevamente a escuchar su Palabra, a vivir con libertad, sin esclavitudes y sobre todo a amarle en los demás.

ESCUCHAR

El libro del Deuteronomio presenta el texto conocido como Shemá Israel, (escucha) Israel. Moisés habla e invita a escuchar al Señor que es el Padre y liberador de Israel. Porque Israel existe en la medida que escucha al Señor. Esta es la condición para ser pueblo de Dios y el sentido de su existencia, si no escucha, deja de ser lo que está llamado a ser.

«Escucha, Israel: Yahvé nuestro Dios es el único Yahvé» (Dt 6,4). O como lo dice Jesús en el evangelio: «El Señor, nuestro Dios, es el único Señor» (Mc 12,29), expresa en forma positiva, lo que en negativo leemos del primer mandamiento en el decálogo narrado por (Dt 5,7): «No tendrás otros dioses fuera de mí». Dios no es una divinidad caprichosa que necesite algo nuestro, que se engrandezca con nuestra adoración. Es el Dios liberador de la esclavitud. Es el único que garantiza la libertad de Israel, porque respeta sus opciones y no se impone de modo tiránico sobre el pueblo.

Quien ama deja libre y quiere libre a quien ama. Le deja la opción de decidir. Dios no oprime ni obliga, no exige ni anula. Los preceptos del Señor son el camino de la libertad. El único modo para no caer en la esclavitud. Moisés recuerda lo fundamental: escuchar. No como esclavos que inclinan la cabeza y que de modo inconsciente, obedecen sin saber por qué. Escuchar al Señor, es prolongar el camino de la liberación para no ser esclavos. Creer en Él y seguir sus preceptos nos coloca en el camino de la libertad y de la vida. Nos vuelve a introducir cuando nos hemos desviado. el centro de la fe bíblica es: escucha Israel el Señor es uno.

LO ÚNICO NECESARIO

A veces, sentimos que Dios no es suficiente, buscamos otras seguridades. No estamos llamados a acoger a Dios, dándole preferencia sobre otras cosas. Más bien, hay que vivir nuestra relación con Dios como la única necesaria. Como cuando María de Betania, la hermana de Marta y Lázaro escuchaba a los pies de Jesús su palabra. Por eso le dice Jesús: «María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada». (Lc 10,42).

«Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas». (Mc 12,30) es propio de quien busca el dialogo con el Señor constantemente, intimidad, escucha de su palabra, con un corazón apasionado, es lo único necesario. De esta conciencia que es Uno y Único, se explica que merece ser amado con todo nuestro ser.

SOLO EN EL AMOR DE DIOS, AMAREMOS DE VERDAD

Amar es un acto de la libertad. Lleno de pasión, deseo, intimidad por quien se ama. El creyente se descubre amado de forma gratuita. El amor de Dios por nosotros ha despertado una respuesta que no puede ser otra, más que amarlo. Un amor que es más fuerte que el propio o hacia otra creatura. (solo a Dios adorarás).

No tengamos miedo pensando que el amor de Dios nos alejará de los demás, y nos hará indiferentes al mundo. No es un amor totalitario, no excluye otros amores, al contrario, superando los otros amores, los reorienta, los purifica y los hace madurar. Porque amaremos a las creaturas, en el amor del Creador. Aunque Dios es todopoderoso, nunca está de parte de los que hacen el mal, o de los poderosos.

Amar a Dios no es simple sentimiento. Es un amor de adhesión personal. A través del cual el creyente busca realizar el plan del Señor y así demuestra que lo ama. Santa Teresa del Niño Jesús expresaba algo parecido: quien ama al Señor busca siempre tenerlo contento, y poco se acuerda de satisfacer sus bajos deseos. El amor de Dios consiste en cumplir sus mandatos. Amor a Dios y amor al otro son inseparables. Aquí está la novedad de Jesús, que une dos textos que no estaban en relación. El del Dt 6,4-5 y Lv 19,18. Para Jesús los dos mandamientos son uno solo. Separar estos dos mandamientos es trágico.

FALSA RELIGIÓN

Cuando ignoramos el mandamiento del amor al prójimo, se origina la mentira de una religión que no exige la justicia, se alimenta una inadecuada relación con Dios. Preocupada por el cielo, sin preocuparse por hacer más humana la vida de los demás. Podemos creer que amamos a los demás, cuando en realidad los usamos para nuestros intereses. Como objetos descartables.

Si prescindimos de Dios contando solo con nuestras propias fuerzas de voluntad, podemos agotarnos, sentirnos defraudados. El amor de Dios da fuerza y perfecciona el amor al prójimo. Si el amor no nace de Dios, no tendremos amor al prójimo, será lástima o altruismo.

Todo humano es creado a imagen de Dios, es imposible amar a Dios, y despreciar su imagen aquí en la tierra. Si amo a Dios, amo el respeto de los derechos humanos, cuido de este planeta para que todos vivamos felices, sin avidez, ni crueldad. Demuestro que amo a Dios en todo acto que busca el bien del otro, en gestos bondadosos. Si amo a Dios, amaré sobre todo lo que Él más ama: el ser humano, de quien se siente orgulloso, a tal punto que su Hijo Jesucristo que celebramos en la eucaristía, quiso hacerse humano como nosotros. Les deseo un santo y sereno domingo.

Paúl Fernando Tinoco Mejía

Presbítero de la Diócesis de Matagalpa-Nicaragua. Rector del Seminario Mayor San Luis Gonzaga de la Diócesis de Matagalpa.

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