Nos hemos reunido para celebrar la Cena del Señor, en la que somos invitados por pura gracia, nadie se ha ganado el puesto en esta Cena, todos fuimos invitados, o, mejor dicho, atraídos por el deseo ardiente que Jesús tiene de comer esta Pascua con nosotros. Dispongamos todo nuestro ser para acoger al Señor en su Palabra y su carne.
PADRE ENSEÑANOS A ORAR
Hoy el Evangelio nos presenta la versión de San Lucas del Padre Nuestro. Podemos observar que la versión del Evangelio de San Mateo es más larga y es, además, la versión que se adaptó a la liturgia en el inicio del rito de la comunión.
En el evangelio de hoy, a parte de la oración que enseña el Señor a sus Discípulos, ante la petición de enseñarles a orar, encontramos una ejemplificación de cómo debe ser la oración del cristiano. El ejemplo es de un amigo inoportuno, que insiste en la puerta de su vecino – quien ya dormía junto a su familia- ante la necesidad de ofrecer algo de comer a un viajero.
Podríamos pensar que, con nuestra oración, nosotros deberíamos de cansar a Dios, insistir tanto, hasta colmarle su paciencia entonces, Él nos concederá lo que pedimos, esto es una forma equivocada de interpretar el ejemplo que vemos en el Evangelio. Lo correcto sería pensar que, Jesús nos está invitando a acercarnos a Dios con la misma confianza, que nos movería a importunar a un amigo. Jesús quiere enseñarnos que estamos delante de nuestro Padre y debemos de sentirnos hijos.
ABRAHAM IMAGEN DE JESÚS
El Evangelio de este día tiene estrecha cercanía con la primera lectura de hoy, porque vemos a Abraham hablando con atrevimiento, negociando, con confianza, hasta inoportunamente, como el vecino del evangelio que molesta a su amigo. Aquí hay un ejemplo claro de la oración de intercesión. El vecino no pide pan para Él, sino para un amigo que ha venido de viaje. Abraham tampoco pide su salvación, sino la de los pueblos de Sodoma y Gomorra.
Interceder, pedir en favor de otro, es, desde Abraham, lo propio de un corazón conforme a la misericordia de Dios. En el tiempo de la Iglesia, la intercesión cristiana participa de la de Cristo: es la expresión de la comunión de los santos. En la intercesión, el que ora busca “no su propio interés sino […] el de los demás” (Flp 2, 4), hasta rogar por los que le hacen mal (cf. San Esteban rogando por sus verdugos, como Jesús: cf Hch 7, 60; Lc 23, 28. 34).
(CEC, n. 2635)
La oración de Intercesión es de las más puras, pedir por la salvación del mundo, los demás. Abraham era una imagen de Jesús, el justo, el inocente que intercede ante Dios por la salvación del mundo. Él es el único Justo, que ofrenda su vida a cambio de los demás, esa ofrenda estamos llamados a imitarla, conformando nuestro corazón al de Jesucristo. Orando por los demás como nos enseña el numeral anterior del catecismo.
JORNADA MUNDIAL DE LOS ABUELOS
Hoy no podemos pasar desapercibido el mensaje del santo padre francisco Para la II jornada mundial de los abuelos y de los mayores, alguno de los puntos importantes de este mensaje que quiero resaltar son: “En la vejez seguirán dando fruto” (Sal 92,15) título de este mensaje y finalmente que no dejemos solos a nuestros ancianos.
Los abuelos pueden seguir sirviendo de forma creativa en la Iglesia, especialmente desde la oración, la ternura y el acompañamiento en la esperanza de las futuras generaciones. Las futuras generaciones estamos llamados por el Papa a estar cerca de nuestros abuelos y adultos mayores, a cuidarlos, sin descartarlos. «Es una bendición, y los ancianos no son parias de los que hay que tomar distancia, sino signos vivientes de la bondad de Dios que concede vida en abundancia. ¡Bendita la casa que cuida a un anciano! ¡Bendita la familia que honra a sus abuelos!». (Mensaje del santo padre francisco Para la II jornada mundial de los abuelos…)
Uno de los frutos que estamos llamados a dar es el de proteger el mundo. “Todos hemos pasado por las rodillas de los abuelos, que nos han llevado en brazos”; pero hoy es el tiempo de tener sobre nuestras rodillas —con la ayuda concreta o al menos con la oración—, junto con los nuestros, a todos aquellos nietos atemorizados que aún no hemos conocido y que quizá huyen de la guerra o sufren por su causa.
(Mensaje del santo padre francisco Para la II jornada mundial de los abuelos…)
Recemos con la confianza de un niño que todo lo espera de Dios, tengamos desinterés en nuestras oraciones, no solo pidiendo por nosotros, sino, convertirnos en intercesores ante la misericordia de Dios por todos nosotros. Finalmente recordemos junto con el Papa Francisco que la visita a los ancianos que están solos es una obra de misericordia de nuestro tiempo
0 comentarios