Hola nuevamente queridos lectores de nuestro sitio Web Paideia católica, estamos invitados a seguir aprendiendo las actitudes necesarias para el seguimiento de nuestro Señor Jesucristo durante este tiempo litúrgico llamado Ordinario, hoy se nos invita de manera particular en el Evangelio: a ver la astucia con la que procede el administrador infiel y corrupto.
ASTUTUTOS PARA HACER EL BIEN
Está claro que esta parábola no incita a ser corrupto, Jesús nunca nos pediría hacer algo que sea pecado. Si en algo el administrador es un ejemplo es por su habilidad. No nos invita, por tanto, a malversar los bienes, sino a ser sagaces, astutos, o lo que es lo mismo, a hacernos amigos utilizando los bienes de este mundo para ponerlos al servicio de los más necesitados.
Hoy el Señor nos está pidiendo que seamos astutos para hacer obras buenas. En carne propia la mayoría, hemos buscado hacer hasta lo imposible, o inventarnos cosas a nuestro modo, para cometer acciones que perjudican nuestra salud, por placer o ambición nos hemos llenado de falsedad, engañamos a aquellos a los que nos da vergüenza, que lleguen a descubrir nuestro mal proceder.
«Los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz» (Lc 16, 8). Esta conclusión tiene un cierto tono pesimista, porque opone la decisión y la inteligencia con la que actúan los que pertenecen a este mundo, a la indecisión y poca sagacidad de los que pertenecen a la luz. Deberíamos de estar siempre desiertos como nos enseña San Pedro en su carta: « “Sean sobrios y estén vigilantes, porque su enemigo, el diablo, ronda como león rugiente buscando a quién devorar». (1 Pe 5,8)
DOS ESTILOS DE VIDA CONTRAPUESTOS: EL MUNDANO Y EL DEL EVANGELIO
Ante tal astucia mundana nosotros estamos llamados a responder con la astucia cristiana, que es un don del Espíritu Santo. Se trata de alejarse del espíritu de los valores del mundo, que tanto gustan al demonio, para vivir según el Evangelio. La mundanidad se manifiesta con actitudes de corrupción, engaño, abuso y supone el camino del pecado. Es como una cadena, porque uno te lleva al otro. Sí, es verdad es el camino más cómodo de recorrer generalmente.
En cambio, el espíritu del Evangelio requiere un estilo de vida serio pero alegre, serio y de duro trabajo, basado en la honestidad, en la certeza, en el respeto de los demás y su dignidad, en el sentido del deber. Esto nos dará la felicidad, ser feliz es una consecuencia por hacer lo que Dios me está pidiendo o aceptar lo que me sucede, pensando que Dios sabrá y me ayudará a descubrir el sentido, del por qué esto sucedió.
Y ¡esta es la astucia cristiana! El recorrido de la vida necesariamente conlleva una elección entre dos caminos: entre la honestidad y deshonestidad, entre fidelidad e infidelidad, entre egoísmo y altruismo, entre bien y mal. No se puede oscilar entre el uno y el otro, porque se mueven en lógicas distintas y contrastantes.
(PAPA FRANCISCO, ÁNGELUS, 18 de septiembre de 2016).
NO SE PUEDE SERVIR A DOS SEÑORES
«Ningún siervo puede servir a dos patrones, porque necesariamente odiará a uno y amará al otro o bien será fiel a uno y despreciará al otro. Ustedes no pueden servir al mismo tiempo a Dios y al Dinero». (Lc 16, 13). Con esta enseñanza, Jesús hoy nos exhorta a elegir claramente entre Él y el espíritu del mundo, entre la lógica de la corrupción, del abuso y de la avidez y la de la rectitud, de la humildad y del compartir.
Alguien se comporta con la corrupción como con las drogas: piensa poderla usar y dejarla cuando quiera. Se empieza con poco: una propina por aquí, un soborno por allá… Y entre esta y aquella lentamente se pierde la propia libertad. También la corrupción produce adicción, y genera pobreza, explotación, sufrimiento. Y ¡cuántas víctimas hay hoy por el mundo! Cuántas víctimas de esta difusa corrupción.
(PAPA FRANCISCO, ÁNGELUS, 18 de septiembre de 2016).
Servir a Dios es una dependencia que nos hace libres para servir a los más necesitados, mientras que servir al dinero es una esclavitud que aplasta a la persona y pervierte nuestras relaciones con Dios y con los demás. Que la Virgen María nos ayude a elegir en cada ocasión y cueste lo que cueste el camino justo, encontrando también el valor de ir contracorriente, con el fin de seguir a Jesús y a su Evangelio. Feliz Semana.
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