ALEGRARSE EN MEDIO DEL SUFRIMIENTO – III DOMINGO DE ADVIENTO (A)

Paúl Fernando Tinoco Mejía

diciembre 10, 2022

Desde tiempo muy antiguo se ha llamado Domingo de la alegría o “Gaudete”, por la antífona de entrada que en la Eucaristía en latín se hacía. Los textos de la liturgia de la Palabra nos manifiestan ese hilo conductor de esperar con alegría la segunda venida de nuestro Salvador, incluso el color rosado característico de este día denota la alegría por la fiesta ya cercana de la navidad.

DOS IMÁGENES DEL MESÍAS

En la biblia encontramos dos grandes interpretaciones sobre el significado de Mesías. El profeta Daniel en el A.T habla del hijo del hombre que vendrá desde las nubes descendiendo del cielo, es una imagen gloriosa y apocalíptica del mesías. Esta imagen sin duda que era muy atrayente por todos los que sufrían en vida y querían que sus penas acabaran de una vez. Esperaban un estilo de hada madrina que viniera a cumplir todos los deseos que pidiesen.

Otra imagen es el siervo sufriente: será llevado como cordero al matadero, por ejemplo, encontramos en pasajes del profeta Isaías ¿con cuál interpretación me quedo? No parece que el Cristo del evangelio que meditamos hoy venga con esa primera interpretación que hemos dicho del mesías. Ante la pregunta de Juan Jesús dice: vayan a contarle a Juan los signos que ven. Es decir Jesús hace milagros, pero el sufrimiento continuaba en la vida, de hecho Juan está en la cárcel y la llegada de Jesús no le ahorra el martirio.

Estamos claros que con su Omnipotencia el Señor puede con su gracia hacer desaparecer nuestros sufrimientos, pero el Señor también nos puede dar su gracia para acompañarnos en nuestros sufrimientos, este es el modo ordinario. No se trata de esperar que desaparezcan las cruces de nuestra vida, para que después Dios nos de su gracia, sino de percibir su gracia en medio de las cruces de su vida.

NO ESCANDALIZARCE

Jesús hoy nos está diciendo: Dichoso si no se escandalizan de mí, ya has recibido la gracia por mucho que estés sufriendo. Dichosos los que entiendan que han recibido la gracia en medio de sus cruces. ¿se puede ser feliz y sufrir al mismo tiempo? Podemos preguntarnos y esto nos parecerá ilógico, si se sufre es porque no se es feliz – pensaríamos de ordinario –. Pero Dios nos dice otra cosa, por ejemplo, en el portar de Belén, a se vive esta experiencia de ser felices en el sufrimiento, San José vive una gran humillación, no ha conseguido algo digno para que nazca el Rey, pero vemos en la escena narrada por los sinópticos que hay felicidad.

Este Evangelio nos anima a no escandalizarnos, a darnos cuenta que en medio de las limitaciones se puede percibir la presencia del Emmanuel, el Dios con nosotros. No es lo mismo el sufrimiento solitario que el sufrimiento con el nacido en Belén. No es lo mismo es sufrimiento solo y el sufrimiento con el crucificado. Juan el bautista habrá tenido la experiencia de Simeón al recibir el recado de Jesús, esa que le llevó a decir al anciano: ahora Señor puedes dejar a tu siervo ir en paz.

LAS OBRAS QUE ESTAMOS LLAMADOS A HACER

Este tiempo de alegría debemos de hacerlo llegar a los que no tienen esperanza ni alegría por las diferentes circunstancias que vivimos hoy en el mundo, como la guerra y la pobreza extrema de muchos hermanos nuestros. Podemos hacer felices a muchos que no tienen nada, nuestra solidaridad es signo de la alegría de sabernos que el Señor nos ama y viene a salvarnos y ellos deben de participar de lo mismo.

Santiago ánima a la comunidad a esperar con paciencia la venida del Señor. No nos quejemos de nuestros hermanos, nos recuerda que el verdadero juez está pronto en venir. Hay que recordar de que el ser humano muchas veces se hace juez de todos y se olvida de sus defectos y que esas cosas nos pueden condenar.

Estén siempre alegres en el Señor, porque aguardamos la segunda venida del Señor. Eso nos hace abandonar la tristeza y el desaliento y nos dice: alegra tu corazón porque la gracia de Cristo ya está en ti, que nadie te robe, que nadie te impida la gracia que puedes disfrutar de Cristo. Pidamos a la Virgen Maria que interceda, para que nadie nos quite el gozo y las gracias que nos trajo Cristo con su nacimiento.

Paúl Fernando Tinoco Mejía

Presbítero de la Diócesis de Matagalpa-Nicaragua. Rector del Seminario Mayor San Luis Gonzaga de la Diócesis de Matagalpa.

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