Estamos en el último domingo del Tiempo Ordinario que será interrumpido por el comienzo del tiempo litúrgico llamado “cuaresma” que comienza con el Miércoles de Ceniza y concluye el Jueves Santo por la mañana. Luego celebraremos el tiempo Pascual y la solemnidad de Pentecostés. Después de esto se retomará nuevamente el Tiempo Ordinario.

Las lecturas de estos últimos domingos han sido una enseñanza de cómo podemos asemejarnos a Jesús que nos animaba con las bienaventuranzas (cfr. Mt 5, 1-12a), invitaba a ser sal y luz (cfr. Mt 5, 13-16), a ser justos (cfr. Mt 5, 17-37) y completamos este capítulo 5 del evangelio escuchando la invitación a ser perfectos como nuestro Padre celestial es perfecto (cfr. Mt 5, 38-48).

SANTIDAD no es ser fotocopia

La santidad implica la voluntad de nuestra parte, hay que quererlo, pero no hay que buscar hacer obras épicas, dignas de hacerlo viral por las redes sociales, por apariencia, para que otros nos vean, es algo natural, nace espontáneamente. Tampoco ser fotocopias de otros santos. Se puede ser santo con lo cotidiano, desde tu estado de vida, se empieza con cosas pequeñas y ni nos daremos cuenta de las cosas grandes. La vocación a la santidad es universal, es tarea de todo bautizado.

Te recuerdo que no serás santo y pleno copiando a otros. Ni siquiera imitar a los santos significa copiar su forma de ser y de vivir la santidad: “Hay testimonios que son útiles para estimularnos y motivarnos, pero no para que tratemos de copiarlos, porque eso hasta podría alejarnos del camino único y diferente que el Señor tiene para nosotros”.

(PP. Francisco, Exhort. ap. Gaudete et exsultate 11).

Las lecturas de hoy tienen continuidad con las del domingo pasado, hay que comprender que Jesús es la ley encarnada, ley del amor, Jesús da plenitud a las normas del A.T, Jesús es radical, no bastan los mínimos esfuerzos éticos,no basta con pensar, soy bueno porque no le hago daño a nadie. Hay elementos indispensables para la sana convivencia comunitaria y salvación personal, debemos hacer el bien sin ver a quién.

SANTIDAD ES RESPONDER CON BIEN AL MAL

No prohíbe Jesús oponerse a los ataques injustos, en el episodio de Jn 18, 19-23 vemos lo siguiente:

«19 El sumo sacerdote interrogó a Jesús sobre sus discípulos y su enseñanza. Jesús le contestó: 20 «Yo he hablado abiertamente al mundo. He enseñado constantemente en los lugares donde los judíos se reúnen, tanto en las sinagogas como en el Templo, y no he enseñado nada en secreto. 21 ¿Por qué me preguntas a mí? Interroga a los que escucharon lo que he dicho.» 22 Al oír esto, uno de los guardias que estaba allí le dio a Jesús una bofetada en la cara, diciendo: «¿Así contestas al sumo sacerdote?» 23 Jesús le dijo: «Si he respondido mal, demuestra dónde está el mal. Pero si he hablado correctamente, ¿por qué me golpeas?».

Poner la otra mejilla como expresa este evangelio no es quedarse quieto sin hacer nada, humanamente podemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para denunciar el mal, usando los cauces adecuados y justos.

A quien quiere seguirlo, Jesús le pide amar a los que no lo merecen, sin esperar recompensa, para colmar los vacíos de amor que hay en los corazones, en las relaciones humanas, en las familias, en las comunidades y en el mundo. Queridos hermanos, Jesús no ha venido para enseñarnos los buenos modales, las formas de cortesía. Para esto no era necesario que bajara del cielo y muriera en la cruz.

Cristo vino para salvarnos, para mostrarnos el camino, el único camino para salir de las arenas movedizas del pecado, y este camino de santidad es la misericordia, que Él ha tenido y tiene cada día con nosotros. es como expresaba Santa Teresa de Calcuta: Ser santos no es un lujo, es necesario para la salvación del mundo. Esto es lo que el Señor nos pide en este domingo hermanos, pidamos el auxilio de su gracia, para poder ser santos.