JESÚS VIENE A SALVARNOS- DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR (A)

Paúl Fernando Tinoco Mejía

abril 2, 2023

En este domingo de Ramos como es conocido popularmente, elevamos las palmas y ramos que son signos populares de la victoria de Cristo sobre el sufrimiento y la muerte. Al hacer la procesión debemos insistir en el sentido fundamental de esta: Es procesión en honor a Cristo, celebrar la entrada mesiánica del Señor en su triunfo pascual a través de la muerte. Por lo tanto, la procesión no es sólo un recuerdo histórico, sino sobre todo una solemne profesión de fe en que la cruz y la muerte de Cristo, son la victoria definitiva.

JESÚS ESTÁ CLARO DE SU VOCACIÓN (CFR. JUAN PABLO II, HOMILÍA, DOMINGO 30 DE MARZO DE 1980)

EI Domingo de Ramos abre la Semana Santa de la Pasión del Señor, de la que ya lleva en sí la dimensión más profunda. Por este motivo leemos hoy toda la Pasión del Señor. Jesús es el único que ha entendido en profundidad a los profetas: su entrada en Jerusalén tiene claramente un significado mesiánico. Ya en este cortejo triunfal Él camina obediente a la muerte y muerte de cruz.

La asume totalmente, no rebaja nada. Esta es la entrada “interior” de Jesús en Jerusalén, que se realiza dentro de su alma en el umbral de la Semana Santa. El escucha cómo la multitud grita: Hosanna, pero su pensamiento está fijo en las palabras de Juan el Bautista: He aquí el que quita el pecado del mundo.

Viene a realizar la figura del Siervo, que anuncia el profeta Isaías: “El Señor Dios me ha abierto los oídos, y yo no me resisto, no me echo atrás” (Is 50, 5). Por eso Pablo nos hablará de cómo se anonadó tomando la forma de siervo, se humilló, hecho obediente hasta la muerte (cf. Flp 2, 6-8)

CON SU PASIÓN NOS DEJA UN TESTIMONIO

Tenemos que aprender bien la lección del Cristo que vive su Pascua porque es muy importante para el discípulo. Así lo entendían, sin lugar a dudas, los primeros cristianos cuando se reunian para la escucha de la palabra apostólica, una palabra que era básicamente la narración de los hechos pascuales.

No debemos entretenernos con una lectura de la pasión del Señor meramente sentimental, considerando estérilmente los dolores de aquellos suplicios. Es preciso ahondar en el contenido “evangélico” de aquellas páginas, de aquellos hechos; descubrir en qué medida los padecimientos de Cristo son para mí salvadores y liberadores de la esclavitud del pecado de la muerte.

Y que las enseñanzas bien aprendidas sean para cada uno, un verdadero testimonio de vida en Dios, con Dios y para Dios. El testimonio vivo que sabe ponerse al día y ver hasta qué punto la pasión del Señor, que leemos y meditamos especialmente en estos días santos, sigue todavía en la carne de tantos y tantos hermanos, la pasión de los cuales, debe ser también el testimonio más claro para todos los creyentes que el Señor sigue redimiendo a su pueblo y grita al corazón de los hombres para que sea, de una vez para siempre, un “corazón de carne”, capaz, de latir amando.

CONVENÍA LA PASIÓN DE CRISTO

Santo Tomas de Aquino responde a esta pregunta con cinco breves reflexiones: 1. Convenía porque es una lección de amor; Si buscas un ejemplo de amor: “Nadie tiene más amor que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15,13). 2. Convenía la pasión porque es una lección de todas las virtudes; Pues todo aquel que quiera llevar una vida perfecta no necesita hacer otra cosa que despreciar lo que Cristo despreció en la cruz y apetecer lo que Cristo allí apeteció. Como ejemplo tenemos estás tres: Obediencia, humildad y perseverancia.

3. Convenía porque nos enseña a saber rechazar el pecado; valemos la sangre de Cristo (Cfr. 1 Cor 6,2) pidamos a Dios que crezca en nosotros el deseo de santidad. 4. Convenía para mayor dignidad del hombre, para que crezcamos en dignidad, somos participes de la victoria de Cristo (Cfr. 1 Cor 15, 57). Nos introduce en la batalla para ser sus soldados, nos hace responsables para ayudar a otros

5. convenía para la humillación del Diablo; cuando Cristo en la cruz pronunció su Hágase, todo está cumplido, el diablo es vencido. En ese momento el diablo fue humillado. Por su pasión, por su obediencia. De todo esto no se daba cuenta Caifás cuando decía convenía que uno solo muera. A la luz del plan providente de Dios, aprendemos del designio salvífico que Dios tenía con la muerte de su Hijo.

Que esta semana santa nos enamore de la redención, hemos sido redimidos por Jesucristo, dentro de estos acontecimientos está aconteciendo el plan de Dios para rescatarnos.

Paúl Fernando Tinoco Mejía

Presbítero de la Diócesis de Matagalpa-Nicaragua. Rector del Seminario Mayor San Luis Gonzaga de la Diócesis de Matagalpa.

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