En estos días del Coronavirus que tanto el Papa, como los obispos y sacerdotes han tomado medidas extraordinarias; entre todos han surgido algunas preguntas que queremos ayudar a contestar desde la sana doctrina de la Iglesia. Como entenderán, las medidas que se han tomado frente a las crisis por el coronavirus son de carácter extraordinario y todas las respuestas aquí expresadas serán solo temporales y mientras dure la crisis. Desde esas preguntas te presentamos 5 claves para ser un buen católico en tiempos de coronavirus.
1. La comunión en la mano – comunión espiritual
Una de las medidas iniciales, que muchas conferencias episcopales tomaron, fue la disposición de dar la comunión en la mano. Esta medida causó polémica e incluso llevó a algunos a criticar a sus pastores aduciendo que irrespetaban al Señor presente en el Santísimo Sacramento. A todos les recuerdo que la práctica de la comunión en la mano está ampliamente extendida en el mundo, y quizás por devoción personal no nos guste, pero está aprobada. Personalmente no es mi forma preferida ni aconsejada para distribuir la comunión, pero debemos obedecer.
Te dejo un video de cómo hacerlo, que grabé hace poco para nuestra página en Facebook:
De todas formas, si no les gusta la comunión así, pueden recurrir extraordinariamente a hacer la comunión espiritual. Es preferible que no comulgues, a que lo hagas mal (o lo hagas hablando mal de tus pastores). Te dejo una oración hermosa de san Alfonso María de Ligorio que también sirve para cuando participes de la Eucaristía vía medios de comunicación:
Creo, Jesús mío,
que estás real
y verdaderamente en el cielo
y en el Santísimo Sacramento del Altar.
Te amo sobre todas las cosas
y deseo vivamente recibirte
dentro de mi alma,
pero no pudiendo hacerlo
ahora sacramentalmente,
ven al menos
espiritualmente a mi corazón.
Y como si ya te hubiese recibido,
Te abrazo y me uno del todo a Ti.
Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén
2. No asistir a los templos
A algunos incluso les resulte extraño esto, pero en muchas diócesis, los obispos han dispensado la obligación de precepto dominical. El cuidado de las almas ha llevado a los obispos a proteger a sus fieles, intentando que salgan lo menos posible de sus hogares. Esta puede parecer una medida exagerada, pero es necesaria para proteger sobre todo a los más ancianos.
Lo que no está dispensado es tu obligación de oración en casa, de comunión con el Señor, de lectio divina, del rezo del santo rosario, coronilla de la divina misericordia. Tratándose de la oración no necesitas exclusivamente un templo: necesitas un tiempo, espacio, una disposición interior. El templo es una ayuda y aunque el valor de asistir a al Eucaristía es incomparable, por el momento debes aceptar que Dios no quiere que asistas, por tu salud y por la salud de los demás.
3. Vivir la Eucaristía por los medios de comunicación
¡Y no solo la Eucaristía! Hoy tenemos la dicha de acercarnos por los medios de comunicación (radio, televisión, redes sociales, etc.) para poder vivir como si estuvieras ahí en la Iglesia, la celebración de la misa, el rosario, los viacrucis, la lectio divina, etc. ¡No tienes excusa! A pesar de que las iglesias están cerradas, el trabajo misionero sigue vivo. Recuerda, tienes que buscar las transmisiones en vivo y no puedes escuchar simplemente la misa grabada.
Anímate y anima a tus familiares a buscar espacios para que desde tu casa, se pueda unir espiritualmente a tu parroquia (si es que tiene estos medios) o a de las grandes cadenas (EWTN, Vatican News, Aleteia, Tekton) o de influencers católicos y páginas como esta. Desde Paideia Católica estaremos apoyando en todo lo posible por compartir contigo estos días: visítanos en nuestras redes sociales desde donde estaremos varias transmisiones en vivo para ayudarte a llevar mejor la cuarentena. Facebook, Instragram, Twitter.
4. ¿Y si necesito confesarme?
No lo puedes hacer simplemente por llamada o por whatsapp. Eso no está permitido y nunca lo estará. Tampoco cabe esa idea protestante de que extraordinariamente te vas a confesar directamente con Dios. Recuerda que si has cometido un pecado venial, puedes hacer un acto de contrición perfecta y cuando participes de la Eucaristía o reces por ejemplo el rosario o la liturgia de las horas (cuando rezas el yo confieso), el Señor perdona ese pecado.
En cambio, de ser un pecado grave o mortal (que dicho sea de paso, en estos tiempos deberías evitar a toda costa) en primer lugar pregunta a tu párroco o director espiritual si te puede confesar, lo más rápido posible lo hará: limítate a decir lo esencial. Después puedes tener una dirección espiritual por llamada o videollamada.
Si no puede atenderte tu párroco o director espiritual, o si no puedes salir definitivamente, recuerda que también está la opción de hacer un acto de contrición perfecta prometiendo a Dios confesarte cuanto antes. Todo esto pertenece a la tradición de la Iglesia, hace pocos días lo recordó el papa Francisco en su homilía en Santa Marta y también está recogido en el catecismo de la Iglesia católica.
Entre los actos del penitente, la contrición aparece en primer lugar. Es “un dolor del alma y una detestación del pecado cometido con la resolución de no volver a pecar” (Concilio de Trento: DS 1676).
Cuando brota del amor de Dios amado sobre todas las cosas, la contrición se llama “contrición perfecta”(contrición de caridad). Semejante contrición perdona las faltas veniales; obtiene también el perdón de los pecados mortales, si comprende la firme resolución de recurrir tan pronto sea posible a la confesión sacramental (cf Concilio de Trento: DS 1677). (Catecismo de la Iglesia católica, numerales 1451 -1452).
En un decreto de la Penitenciaria Apostólica publicado el 20 de marzo, se recordó que es posible que se hagan absoluciones generales en hospitales (esto lo aplicarán los sacerdotes con responsabilidad). No es necesario recordarte esto, pero por si acaso: si tienes la oportunidad de confesarte aún, no esperes a que estés en cuarentena. ¡Hacelo ya!
5. Ora por los afectados por el Coronavirus
Este es un momento importante y clave para ser buenos cristianos. Hoy más que nunca el Señor nos invita a asociarnos al misterio de su amor a la humanidad, a través de actos concretos como cuidarnos y cuidar a los demás no saliendo de casa, lavándonos las manos, concientizando a los demás. Pero como cristianos católicos debemos poner en manos de Dios a todos los enfermos, infectados, operadores sanitarios, científicos, gobernantes que están poniendo su empeño para trabajar contra reloj y combatir la infección por coronavirus.
Si algún trabajador sanitario, infectado o familiar está leyendo esto, recuerda que puedes ganar indulgencias por asociar tu dolor y oración a los sufrimientos en la cruz del Señor. Solo tienes que rezar un Padre Nuestro, un Ave María y un credo. La Penitenciaría Apostólica también recuerda que todos podemos asociarnos y ganar indulgencia. Solo tienes que visitar el Santísimo Sacramento o la adoración Eucarística o leer las Sagradas Escrituras durante al menos media hora, o recitar el Rosario, el Vía Crucis o la Coronilla de la Divina Misericordia, pedir a Dios el fin de la epidemia, el alivio de los enfermos y la salvación eterna para aquellos a los que el Señor ha llamado a sí.
El Señor interviene en la historia de su pueblo: tengamos fe de que esto pronto acabará. Dios los bendiga.
Paz y bien padre. Además el saludo de paz, que por el momento no se hace. Solo un gesto de paz, sin contacto físico
Saludos. En algunos lugares se ha suprimido el rito en otros el gesto. Depende de la disposición de cada obispo.
Entendido padre. Gracias