Daniel Habif y la Eucaristía

Juan Carlos Rivera Zelaya

junio 15, 2020

Queridos hermanos católicos

Escribo esto, no como respuesta a Daniel Habiff, puesto que estoy seguro de que no lo leerá; sino con la intención de reflexionar un poco más a partir de su interpretación de la Eucaristía y sobre el misterio de Jesucristo en la vida de un cristiano. Para aquellos que no conozca a Daniel, da lo mismo quien sea, pues podrían ponerse en su lugar al protestante o amigo que ya conocen y piensa igual que él. De todas formas, debemos reconocer que Daniel es un influencer cristiano protestante de tendencia pentecostal que promueve una fe sentimentalista y espiritualista, y que ha tenido mucho éxito incluso en ámbitos católicos.

1. Encarnación

Partamos por el primer punto y el central para entender esta cuestión de la Eucaristía: la Encarnación. Jesucristo no es una especie de fantasma, espíritu o ser extraño a la materia y al mundo. Fue y sigue siendo una persona divina que asumió la naturaleza humana. El Hijo de Dios tomó nuestra condición humana, y en ese acto también se hizo carne como dice el evangelio de san Juan (Jn 1,14). G.K. Chesterton (1874 -1936, un exanglicano converso al catolicismo) lo expresaba muy bien en sus artículos sobre la fe católica. Él se dio cuenta que la base central de la fe cristiana es precisamente la encarnación y solo se puede entender a partir de ella, cómo Dios quiere restaurar todas las cosas – incluso la materia – en Cristo (cf. Ef 3, 1-10).

La materia, ciertamente corrompida por el pecado del hombre, también espera anhelante la restauración de la condición la que ha sido llamada (cf. Rm 8, 22 -39). La materia no es mala, ni Dios que vio que al crear el mundo todo era bueno (cf. Gén 1), muestra en su Palabra que la materia sea mala. De hecho, como hemos demostrado, Dios mismo decide asumir la condición humana en la carne, en materia. La Segunda Persona de la Santísima Trinidad decidió ser un hombre, que lloró, se cansó, durmió, comió, bebió, etc.

2. La concepción protestante de la materia

Los protestantes – sobre todo los evangélicos y pentecostales -, siguiendo directa o indirectamente una tradición de pensamiento filosófico muy antigua, llamada gnosticismo, piensan que la materia es mala. A Dios y a Jesús lo conciben como un espíritu al que hay que unirse, un espíritu al que el ser humano debe llegar y disolverse en él. Es muy rara su concepción, pues también mezclan elementos de las filosofías y religiones orientales con el cristianismo y promueven el sentimentalismo para llegar a esos estadios de “fortaleza espiritual” y “bienestar”. Estos aspectos, evidentemente al leer el evangelio de san Juan, se presentan contrarios al cristianismo.

Sobre todo, porque con la Resurrección, los discípulos atestiguan ver a Jesús con un cuerpo. ¡Un cuerpo glorioso!, con una nueva condición, pero al fin ¡un cuerpo! Un cuerpo que aparece y desaparece, que atraviesa paredes, pero que es una persona que come y bebe (cf. Jn 19-20). Con ese nuevo cuerpo, Jesús inicia una nueva creación: «la imagen del Dios invisible y el primogénito de toda la creación» (Col 1, 15). En Jesús, Dios se ha hecho carne y también visible, para crear una nueva condición donde el hombre y toda la creación sean regenerados ya sin el pecado. Es precisamente, este rechazo a la materia, lo que lleva a los protestantes a rechazar también la teología de las imágenes.

3. Jesús es carne y es pan

Los textos son innumerables para poder afirmar que el Dios que se encarnó en Jesucristo, que quiso limitarse a una “cosa” llamada cuerpo humano, también quiso quedarse en el pan y en el vino. Basta recordar el conocido capítulo 6 de san Juan sobre el pan de Vida: «Yo soy el pan de la vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed» (Jn 6, 35) o «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo». Más impresionante todavía es que gracias a este pan y este vino, nosotros podemos habitar en Jesucristo y él en nosotros: «Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él» (cf. Jn 6, 51-58).

En la última cena él mismo dijo: «Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: “Tomen, coman, este es mi cuerpo”» (Mt 26, 26). Y lo mismo dijo tomando el cáliz. Esto aparece no solo en Mateo, sino en Lucas (cf. 22, 19), en Marcos (cf. 14,22) e incluso en la primera carta a los corintios (cf. 11, 23-27). ¿Por qué tanta insistencia de los autores de la Biblia en esto del pan y del vino y de «hagan esto en conmemoración mía»? (Lc 22, 19). La respuesta es sencilla, este asunto es esencial. No es un asunto particular o momentáneo, es esencial para la fe del cristiano

4. ¿Jesús encerrado en una caja?

Jesús evidentemente no está encerrado: Él es omnipresente, omnipotente y omnisciente. Sí está en todos y en todo lugar, pero sabes dónde está de una manera sublime y realmente presente: en su cuerpo. Así como hace 2,000 años estaba caminando con un cuerpo humano por los caminos de Jerusalén y las calles de Galilea, a pesar de ser omnipresente y omnisciente; así está hoy en ese pedazo de pan. ¿Por qué? No lo sé, la verdad es que mi cabeza no me da para entender eso, pero me fío de Jesús, me fío de su Palabra. Vos deberías hacer lo mismo, estimado Daniel, deberías fiarte de Jesús que te dice que ese pedazo de pan es su “cuerpo” y ese poquito de vino es su “sangre”.

Nosotros no queremos la división entre cristianos, pero no podemos aceptar la enseñanza de Jesús a medias. No queremos gozar de la vida cristiana a medias, del seguimiento del Señor a medias. ¡Podemos tener completamente a Jesús en nuestro corazón por medio de la Eucaristía! Te invito a que te acerques a estudiar este misterio y lo veas con otros ojos. Por último, te digo, que los católicos le creemos a Jesús, no sé ustedes si no lo hacen, nosotros sí queremos tener vida eterna: «El que come mi carne y bebe mi sangre vive de vida eterna, y yo lo resucitaré el último día». (Jn 6, 54)

Juan Carlos Rivera Zelaya

Sacerdote de la Diócesis de Jinotega - Nicaragua. Licenciado en Teología Dogmática por la Universidad de Navarra - España. Fundador del blog Paideia Católica sobre formación católica

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8 Comentarios

  1. Laura

    Con todo respeto debo decirle que todo comentario tiene que ser sustentado bíblicamente y no basado en tratados, ni consilios y mucho menos en tradicionalismo de una institución como es la iglesia Católica. La verdad resplandezca si sobre usted y el Espíritu Santo le muestre el verdadero Camino que es Jesús.

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    • Juan Carlos Rivera Zelaya

      Estimada Laura. He contado las veces que cito las Sagradas Escrituras en el comentario que realicé. Son 11 veces. No he citado ningún concilio, ni ningún tratado. Le invito a que vuelva a leer el comentario y reflexione sobre las citas compartidas. Bendiciones.

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  2. Oscar Molina

    Amigo, para comenzar deja de tratar de justificar el pecado con fundamentos “bíblicos” los llamas tú pero en realidad estás interpretando la biblia como todos los católicos a conveniencia para manipulación, hermano revisate desde dentro y pide el discernimiento para que puedas comprender las escrituras como son, no intentes justificar volviendo la biblia literal cuando conviene y espiritual cuando conviene también no la escritura se interpreta sola no hacen falta personas religiosas para que te la expliquen no hables de materia ni hables de que te comes a cristo en pan y vino no esto es espiritual deja de ver a cristo como algo literal el fue es y será por siempre el hijo El Salvador y no necesitas venir con tus dogmas religiosos a intentar decir quien es cristo dando un concepto totalmente errado, solo escudriña y verás el gran pecado que cometes nada más al adorar a María y de allí comenzaras a ver todo con claridad porque Dios tiene un propósito contigo pero no es ir en contra de él ni menos a tu modo si no vas conforme a su palabra estas perdido deja de adorar imágenes y verás como el propósito se te revelará porque recuerda satanás sabe disfrazar a sus demonios y el diablo también sana cura hace señales y fue angel de luz así que discierne porque no creo que venga de parte de Dios adorar imágenes pues es Dios un Dios celoso y tú estás dándole las gracias de tu sanidad milagro sustento diario o lo que sea por lo que agradezcas por eso le estás dando las gracias a una imagen, crees que a Dios le agrada ayudarte y que tu le des la gloria y la honra a otra cosa que no es El ni siquiera de El…. revisate, sana, deja de juzgar, deja de creerte Dios ni creerte la representación de Dios en el mundo porque ya el se manifestó en carne y fue su hijo Jesús así que ten en cuenta Dios habita en todos y no, Dios no es materia no es místico el es solo Dios y está Vivo no lo encierres en la palabra religión porque tu no eres quien para encerrarle a Dios. Y otra cosa no te doy bases ni fundamentos bíblicos porque recuerda la palabra no se usa para contender hermano así que te deseo lo mejor y que Dios te de sabiduría para que regreses a sus pies y te arrepientas de lo equivocado que estás. Dios te Bendiga…

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    • Juan Carlos Rivera Zelaya

      Saludos hermano. Te tengo tres aclaraciones. Una es en forma de pregunta: ¿Seguro que Dios no es materia? ¿El Verbo de Dios no se hizo carne que es materia? ¿Era, a caso, un fantasma?
      Dos: Yo no adoro ni a la Virgen ni a los santos, ni a las imágenes.
      Tres: Yo no leo las Sagradas Escrituras a mi conveniencia. El hecho de que cite a otros que la han interpretado no me hace menos. Las Escrituras no son un texto fácil de entender. Que me apoye en otros, no significa que mi comprensión sea inferior.

      Saludos y bendiciones.

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  3. Mario

    Bendición Padre. Leí con detenimiento su interesante disertación sobre el tema en comento, la cual comparto en su totalidad. En primer término le quiero dar las gracias, por su orientación, en el marco de su labor pastoral. En lo personal, soy un lector y admirador de cuatro de las mentes más brillantes que ha conocido la humanidad, que para efectos prácticos, los voy a presentar en duplas, a saber: San Agustín / Platón, Santo Tomás de Aquino / Aristóteles. San Agustín dejó profunda huella a los fideistas al señalar “comprende para creer”, y a los racionalistas, al señalar “cree para comprender”. En este sentido, para lograr un mero esbozo del carácter omnipresente de Dios, de una manera racional, podemos hacer uso de Aristóteles, quien explica mediante argumentos lógicos como Dios está en todas partes (omnipresente), y es la causa primaria de todo, siendo el “Pensamiento del Pensamiento”. Ahora bien, con la Revelación Cristiana, podemos conocer que Dios no es solo entendimiento, sino también Voluntad, pero no como deseo, sino como Amor. Ese Amor es Creador, nos acerca a El no empujando sino atrayendo. Ese Amor, ese llamado es tan poderoso, que la misma “llamada” otorga el ser. Tanto ama Dios al mundo, que dio a su Hijo para la remisión de nuestros pecados. De una forma mas sublime aún, se demuestra ese Amor con la Santa Eucaristía.

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  4. daniel

    muy buen texto padre ese Habif anda incitando a la gente que no valla a la iglesia cuando Dios le dejó a Pedro la llave del reino (iglesia católica),Jesús dijo hagan esto en conmemoración mia como no ir a misa a recibir su cuerpo

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