¿Por qué la Iglesia no puede ordenar mujeres como sacerdotes?

Ordenación mujeres

Juan Carlos Rivera Zelaya

marzo 31, 2021

En 1992 un sínodo polémico de la Iglesia anglicana (Iglesia en Inglaterra, separada en el siglo XVI de Roma), permitía el acceso al ministerio sacerdotal de las mujeres. Algunos veían en este hecho una victoria del feminismo que lograba que las mujeres tuvieran el derecho de ejercer el ministerio sacerdotal en la Iglesia anglicana. Otros, como los católicos, algunos anglicanos y otras confesiones cristianas veían este acontecimiento como un «grave obstáculo» para los deseos de unidad de los cristianos.

Recientemente, algunos seguidores de nuestro portal nos han preguntado por qué la Iglesia católica no permite la ordenación sacerdotal de mujeres. Esta pregunta se vuelve válida, sobre todo en estos días marcados por un creciente y buen feminismo, que busca encontrar una equidad en las oportunidades laborales y sociales entre hombres y mujeres[1]. Es evidente que nuestra sociedad ha avanzado y logrado valorizar a la mujer, que por mucho tiempo ha sido puesta en segundo plano y ha sido callada y maltratada por el simple hecho de ser mujer.

 

1. ¿Por qué la Iglesia rechaza el sacerdocio femenino?

Este tema ha sido ampliamente discutido en nuestros tiempos. Es una cuestión en boga entre periodistas, comentadores, teólogos y todo católico que se pregunte por su Iglesia y fe. Pablo VI, Juan Pablo II y Francisco han expuesto la doctrina de la Iglesia con respecto a esto. Específicamente, me gustaría presentarle al lector el documento Inter insigniores (Declaración sobre la cuestión de la admisión a las mujeres al sacerdocio ministerial) de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, autorizado por Pablo VI en 1976. Es un documento aclaratorio que responde bien a esta cuestión. Recomiendo ampliamente su lectura completa. Para dar nuestros argumentos recurrimos a este documento.

La Iglesia rechaza el acceso al sacerdocio femenino porque la Iglesia no puede modificar lo que Cristo ha instituido: Él eligió a 12 varones para el ministerio sacerdotal, para que lo representaran y continuaran su obra (cf. Mc 3, 14). Luego, la Iglesia no ha modificado esta elección de solo varones para el ministerio sacerdotal como se constata en Hechos de los Apóstoles (Hch 2, 14). La Tradición de la Iglesia también refleja que solo los varones pueden acceder a este ministerio. La pregunta por la ordenación de mujeres es reciente, nunca se había planteado. Hasta ahora, dado el momento cultural en el que estamos viviendo, se vuelve un tema sobre la mesa.

2. Entonces, ¿la Iglesia y Jesús son machistas? ¿Jesús eligió a doce varones para el ministerio sacerdotal porque era machista?

¡De ninguna manera! Muchas veces se recurre al argumento de que Jesús no escogió a mujeres en su tiempo porque la sociedad de entonces era machista y por lo tanto él también lo era. ¡Y ciertamente la sociedad del tiempo de Jesús era machista! Pero, Jesús actuaba por encima de las leyes y convenciones culturales. Las actitudes de Jesús hacia las mujeres eran contrarias a las normas de su tiempo y mostraban el gran valor y dignidad de las mujeres. Leamos lo que nos dice Inter insignores:

Así pues, con gran sorpresa de sus propios discípulos, Él conversa públicamente con la samaritana (cfr. Jn. 4, 27), no tiene en cuenta el estado de impureza de la hemorroisa (cfr. Mt. 9, 20-22), permite que una pecadora se le acerque en casa de Simón el fariseo (cfr. Lc. 7, 37 ss.), perdona a la mujer adúltera y a la vez manifiesta que no se debe ser más severo con las faltas de una mujer que con las del hombre (cfr. Jn. 8, 11). Jesús no duda en alejarse de la ley de Moisés, para afirmar la igualdad en los derechos y en los deberes, por parte del hombre y de la mujer, en lo que se refiere a los vínculos del matrimonio (cfr. Mc. 10, 2-11; Mt. 19, 3-9). (Inter insignores, 2)

Tampoco podemos decir que los Apóstoles eran machistas. Ciertamente, en los Hechos y en las cartas del Nuevo Testamento, se puede apreciar que los personajes principales eran hombres. Pero, constantemente en estos libros se hace alusión a mujeres que colaboraban con los Apóstoles en la misión y en la vida de la Iglesia: empezamos por la Santísima Virgen María y algunas mujeres en Pentecostés (cf. Hch 1-2), Priscila y Lidia (cf. Hch 28, 16), otras mujeres (cf. Rom 16, 3-12; Fil 4, 3), etc. Solo recordemos la gran importancia de la Virgen María en el Nuevo Testamento, para darnos cuenta que esta mujer tenía una misión superior a los Apóstoles.

3. ¿Por qué la Iglesia no puede cambiar esto?

Como ya lo he dicho anteriormente, la Iglesia no puede cambiar esto. No tiene las facultades de cambiar signos sacramentales.  El sacerdocio ministerial, como todo sacramento, es un signo sacramental insustituible. El signo sacramental del orden sacerdotal simboliza una realidad: Cristo, Dios verdadero y hombre (varón) verdadero, esposo de la Iglesia. La Iglesia no puede ordenar a mujeres porque Cristo ha escogido a varones para que lo representen in persona (en persona) como decía el Vaticano II: «[…] el sacerdote que preside la asamblea representando a Cristo…»[2]. Esta representación sacramental dice Inter insingores, debe guardar la «semejanza natural» que debe existir entre Cristo y su ministro. Cristo es varón y el sacerdote, para simbolizarlo sacramentalmente en la Asamblea, debe ser varón.

Además, el mismo documento recuerda que la relación que se da entre Cristo y la Iglesia es esponsal. Cristo es el verdadero esposo de la Iglesia. A su vez, el sacerdote ordenado es signo de esta vinculación esponsal entre Cristo y la Iglesia. El varón sacerdote es, por su ordenación ministerial, verdadero esposo de la Iglesia en cuanto representante de Cristo. La función de esposo solo la puede cumplir un varón. La Iglesia, en cuanto Madre y Maestra, ha tenido esa dimensión femenina que la vuelve esposa de Cristo (cf. 2 Cor 12,2; Ef 5, 22-32) y esposa del sacerdote.

4. Hoy, en nuestras sociedades las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres, ¿por qué no tener derecho a la ordenación?

La vocación sacerdotal no es un derecho del bautizado ¡Es una vocación! Y, por lo tanto, no solo depende de la voluntad del candidato, sino también de la voluntad del que llama: en este caso de Dios y de la Iglesia que confirma esa vocación. Incluso un varón, no por el simple hecho de querer ser sacerdote, puede acercarse a un seminario exigiendo ser sacerdote. Esto de ninguna manera es discriminación. El ministerio sacerdotal siempre ha dependido, en primer lugar, de la elección de Cristo: Cristo ha elegido «a los que quiso» (Mc 3, 13).

La sociedad de la Iglesia no es igual a las sociedades civiles. Todos los cristianos tenemos los mismos derechos y podemos ejercer el sacerdocio común de los fieles (el sacerdocio que como bautizados recibimos)[3]. Todos los cristianos tenemos la misma dignidad: varones y mujeres. ¡No hay diferencia entre los sacerdotes y los laicos! «El sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio ministerial o jerárquico, aunque diferentes esencialmente y no sólo en grado, se ordenan, sin embargo, el uno al otro, pues ambos participan a su manera del único sacerdocio de Cristo»[4].

5. Pero, en otras comunidades cristianas hay sacerdotisas. ¿Por qué en la Iglesia católica no?

Como hemos dicho, los anglicanos introdujeron el «sacerdocio femenino» en su comunidad eclesial en torno a 1992. También ellos han modificado otras doctrinas y normas disciplinares y morales en sus comunidades eclesiales. Como ejemplo podemos decir que ellos no aceptan la presencia de Jesucristo en el pan consagrado después de la celebración eucarística; también los anglicanos no creen en el purgatorio y no creen en la comunión de los santos (aunque lo rezan en el credo). Ellos permiten el aborto, el divorcio y recientemente las uniones homosexuales. Así que, el hecho de que permitan el sacerdocio femenino, pareciera que los hace acomodarse al mundo y, en cambio, no evangelizarlo.

La Iglesia católica, en cambio, ha dicho que no puede cambiar esta doctrina. El papa Juan Pablo II en la Carta Apostólica Ordinatio sacerdotalis, en 1992 dijo:

Por tanto, con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión de gran importancia, que atañe a la misma constitución divina de la Iglesia, en virtud de mi ministerio de confirmar en la fe a los hermanos (cf. Lc 22,32), declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia. (n. 4).

6. ¿Y el papa Francisco qué ha dicho sobre este tema?

Para el papa Francisco – como para sus predecesores y toda la Iglesia – las mujeres juegan un papel importante en la Iglesia. De hecho, él ha repetido que «la Iglesia es mujer». Ciertamente, el papa es consciente que incluso en la Iglesia ha habido discriminaciones hacia la mujer: «las reivindicaciones de los legítimos derechos de las mujeres, a partir de la firme convicción de que varón y mujer tienen la misma dignidad, plantean a la Iglesia profundas preguntas que la desafían y que no se pueden eludir superficialmente»[5]. Esto ha llevado al Papa a que involucre más y más a las mujeres en la vida de la Iglesia: desde puestos de servicio (gobierno) en el Vaticano hasta la reciente posibilidad de que las mujeres accedan al ministerio del acolitado y lectorado[6].

Me parece que una buena síntesis del pensamiento de Francisco sobre este tema lo podemos encontrar en una respuesta que le hizo un periodista durante el vuelo de regreso de la JMJ Río 2013:

Quisiera explicar un poco lo que he dicho sobre la participación de las mujeres en la Iglesia: no se puede limitar al hecho de que hagan de monaguillas, sean presidentas de Caritas, catequistas… ¡No! Debe haber algo más, pero más en profundidad, incluso más de místico, es lo que he dicho sobre la teología de la mujer. Y en referencia a la ordenación de las mujeres, la Iglesia se ha pronunciado y ha dicho: “No”. Lo ha dicho Juan Pablo II, pero con una formulación definitiva. Ésa está cerrada, esa puerta, pero sobre esto quiero decirle algo. Ya lo he dicho, pero lo repito. La Virgen María era más importante que los Apóstoles, los obispos, los diáconos y los sacerdotes. La mujer, en la Iglesia, es más importante que los obispos y los sacerdotes; el cómo es lo que debemos intentar explicitar mejor, porque creo que falta una explicitación teológica de esto. Gracias.

7. En síntesis, ¿por qué las mujeres no pueden ser sacerdotes?

En síntesis, podemos decir que las mujeres no pueden ser sacerdotes en la Iglesia católica por tres razones:

  • Porque el sacerdote representa a Cristo varón
  • Porque el sacerdote representa a Cristo esposo de la Iglesia.
  • Porque el sacerdote es llamado por Cristo y no es un derecho de los fieles.
  • Porque la Iglesia no puede cambiar esto.

 


[1] Diferencio el buen feminismo que busca equidad, del feminismo que intenta hegemonizar a la mujer en la vida social.

[2] Conc. Ecum. Vat. II, Const. Sacrosanctum Concilium, 4 de diciembre de 1963, n. 33.

[3] Conc. Ecum. Vat. II, Const. Lumen Gentium, 21 de noviembre de 1964, n. 10.

[4] Íbíd., 10/b.

[5] Francisco, Exh. Apóst. Evangelii gaudium, 104.

[6] Cf. Francisco, Carta apostólica Spiritus Domini en forma de Motu Proprio sobre la modificación del canon 230 § 1 del Código de Derecho Canónico acerca del acceso de las mujeres al ministerio instituido del lectorado y acolitado, 11 de enero de 2021.

Juan Carlos Rivera Zelaya

Juan Carlos Rivera Zelaya

Sacerdote de la Diócesis de Jinotega – Nicaragua. Licenciado en Teología Dogmática por la Universidad de Navarra – España. Fundador del blog Paideia Católica sobre formación católica

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